Presentación de Informe sobre Empresas Recuperadas
Presentación del Informe del IV Relevamiento Nacional de Empresas
Recuperadas del Programa Facultad Abierta y 11 aniversario de la recuperación
del Hotel Bauen
El Programa Facultad Abierta y la Cooperativa Bauen
invitan a celebrar los 11 años de la recuperación del Hotel Bauen por los
trabajadores y, en ese marco, a la presentación de los resultados del Cuarto
Relevamiento nacional de Empresas Recuperadas por los Trabajadores realizado
por el Programa Facultad Abierta, de la Facultad de Filosofía y Letras de la
UBA. El evento se realizará el viernes 21 de marzo a las 18 hs en el salón
Bolívar del Hotel Bauen (Callao 360, CABA) y contará con la presencia de los
trabajadores de la Cooperativa Bauen, del equipo del Programa Facultad Abierta
y representantes de otras empresas recuperadas por los trabajadores.
Cabe destacar que este Cuarto relevamiento del Programa
Facultad Abierta (los anteriores se realizaron en 2002/3, 2004 y 2009/10) se
realizó durante el año 2013 y se centró en los casos de empresas recuperadas
que se dieron en los últimos tres años. Estos resultados muestran, entre otras
cosas, la permanencia y la vitalidad del proceso de recuperación de empresas
por sus trabajadores.
Andrés Ruggeri
Director
Programa Facultad Abierta
SEUBE-FFyL
UBA
Charla sobre la última década económica
10º ANIVERSARIO DEL CEFID-AR
2004-2014
BALANCE DE UNA DECADA DE TRANSFORMACIONES Y EL RUMBO PARA SU PROFUNDIZACION AGENDA DEL ENCUENTRO
17 de marzo de 2014
Salón de Actos del Banco de la Nación Argentina
Rivadavia 325, 1er.piso
15.15hs. Cambios en el paradigma del pensamiento en América Latina y Argentina
Martin Abeles (CEPAL) Cambios en los enfoques teóricos, objetivos y focos de atención en el debate
económico en América Latina.
Eduardo Rinesi (Rector de la Universidad Nacional de General Sarmiento –UNGS)) Las ciencias
sociales en América Latina interpeladas por una etapa de resurgimiento de gobiernos de signo popular.
Guillermo Wierzba (Director del CEFID-AR), 10 años del CEFID-AR. Una época de irrupción de
instituciones del pensamiento heterodoxo. Su papel en un nuevo proyecto de desarrollo nacional.
Moderador: Rodrigo López, Investigador del CEFID-AR
16.15hs. El sistema financiero argentino y la banca pública y cooperativa. Su rol en la
última década. Desafíos hacia el futuro.
Cecilia Fernández Bugna (Directora del Banco Nación y Presidenta del CEFID-AR)
Carlos Fernández (Asesor del Directorio del Banco Provincia y Vicepresidente del CEFID-AR)
Roberto Righi (Director del Banco de Inversión y Comercio Exterior y Secretario del CEFID-AR)
Carlos Heller (Presidente del Banco Credicoop y Tesorero del CEFID-AR)
Moderador: Pablo Mareso, Investigador del CEFID-AR
17.30hs Cierre del encuentro
Exposición del Ministro de Economía
Axel Kicillof
Nota para la discusión
La situación macroeconómica actual: perspectivas
Durante el año 2014 se harán presentes con fuerza varias de las tensiones que la economía argentina viene acumulando. Se mezclan dinámicas estructurales con otras de corto plazo y más específicas, por lo que se abren varios interrogantes acerca del desempeño que nuestra economía podría tener este año y el próximo.
Aquí se presenta una nota de opinión de las muchas que se vienen publicando estos días. Lo interesante de la nota es que menciona algunos de los temas más relevantes.
Consigna: hacer lectura concienzuda que permita identificar los "temas" que en cada párrafo se van tratando. Subconsigna: en la medida en que puedan reconocerse esos "temas", pensar qué otras opininiones van apareciendo en los diversos medios masivos de comunicación, para identificar las diversas posturas de los analistas y, eventualmente, la línea editorial que está por detrás.
Nota salida en Página 12 el 9/2/2014
Es verdad que la economía debe estar subordinada a la política, pero
lo que está vedado es ir en contra de los comportamientos
microeconómicos más elementales. En concreto: los actores no compran
divisas por una compulsión psicológica a adquirir el billete verde, sino
como estrategia de reserva de valor frente a la incapacidad de la
moneda local de cumplir dicha función. Lo mismo corre, por ejemplo, para
el productor agropecuario individual; no retiene su cosecha en los
campos por pertenecer a la tribu de los malos, sino por simple esperanza
de venderla con un tipo de cambio que se espera más alto. Se trata del
comportamiento racional de los actores económicos en cualquier mercado,
un dato que debería incorporar cualquier hacedor de política. De igual
manera, si se cree que la cotización del dólar se dispara por encima de
lo esperado debido a la acción coordinada de “especuladores y
agiotistas”, la pregunta correcta que debe hacerse cualquier economista
no es quiénes son los malos, sino “cuáles son las reglas que permiten
que actúen como tales”.
Recapitulando, existieron factores reales y financieros que condujeron a la devaluación oficial de enero. La pregunta clave es cuál fue el factor determinante, si el estructural o el financiero. Si se comparan las variables locales con las del resto de los países de la región, es altamente probable que se opte por el segundo determinante. El peso argentino antes de la devaluación no estaba más sobrevaluado que la moneda de los países vecinos, que hoy resultan carísimos para cualquiera que tenga ingresos fijos en moneda local. Tampoco hay razones para creer que las burguesías de estos países sean más buenas o que existan allí procesos de revolución industrial. Todos los vecinos tienen además algún déficit de cuenta corriente, aunque balanceado con la cuenta capital, es decir, con distintas formas de ingreso de capitales. Es en este último punto, entonces, donde parece estar la diferencia que explica la particularidad local. Suele argumentarse que Argentina tras el default de 2002 tiene vedada la vía del financiamiento externo, lo que puede ser cierto en la lógica de los organismos financieros internacionales. Pero lo que no tiene restringido son los múltiples instrumentos alternativos, desde el manejo de la tasa de interés interna a los convenios bilaterales o el estímulo a la inversión extranjera. Es probable que el Gobierno se haya demorado en exceso en tomar nota de sus problemas principales. No son pocos quienes argumentan que podría haberse ensayado con estos estímulos antes de devaluar, algo que fue advertido mucho antes de contar con la información de los diarios del lunes. Era sabido que del cepo sólo podía salirse con devaluación y mayores tasas. Esta era la ingrata y compleja tarea que debía enfrentar el nuevo equipo económico que asumió el pasado noviembre, al que sin dudas le tocó bailar con la más fea. Desde el principio la nueva conducción dio señales de que avanzaría por este sendero, lo que finalmente hizo, aunque no está muy claro si fue de la mejor manera, una conclusión que sólo podrá sacarse cuando se estabilicen las variables. Por ahora, la continua baja de reservas internacionales y las dudas sobre el superávit comercial oscurecen el horizonte de la estabilidad a corto plazo.
Lo que sí puede afirmarse sin dudar son los efectos de la devaluación. El primero y más importante es que se reducirá inevitablemente el ingreso disponible, situación que, a su vez, genera dos efectos relacionados: caída de la demanda y freno al crecimiento (los componentes que se encuentran del otro lado de la ecuación macroeconómica básica). Y el segundo y directamente relacionado es el aumento de la conflictividad social. Como se comprenderá, estos dos factores son mucho más importantes que los secundarios, como el nivel del traslado de la devaluación a precios, aunque minimizar este traslado sea una de las herramientas para evitar la caída del ingreso real.
Finalmente, es necesario rechazar algunas falacias asociadas a la devaluación. En particular suele argumentarse que la pérdida del valor de la moneda local es buena para las economías regionales. Si bien el argumento de la baja de costos de producción de las exportaciones, fundamentalmente por la caída del nivel de salarios en divisas, es fuerte, no está convalidado por los números. No existe información estadística que relacione, a nivel agregado, la depreciación cambiaria con aumento de las cantidades exportadas. Lo que sí se produce es un potente efecto riqueza que favorece a los exportadores, un dato que sólo entusiasma a quienes militan en la teoría del derrame. Sí es posible esperar, en cambio, una caída de las importaciones por la doble vía del encarecimiento y, sobre todo, de la caída del Producto. No está claro si es una buena noticia, pero será un alivio para las cuentas externas.
El primer balance general es que 2014 será el año más difícil de la actual administración, el de menor crecimiento y el de mayor conflicto social de la última década. Mejor entonces estar preparados y asumir el diagnóstico
Durante el año 2014 se harán presentes con fuerza varias de las tensiones que la economía argentina viene acumulando. Se mezclan dinámicas estructurales con otras de corto plazo y más específicas, por lo que se abren varios interrogantes acerca del desempeño que nuestra economía podría tener este año y el próximo.
Aquí se presenta una nota de opinión de las muchas que se vienen publicando estos días. Lo interesante de la nota es que menciona algunos de los temas más relevantes.
Consigna: hacer lectura concienzuda que permita identificar los "temas" que en cada párrafo se van tratando. Subconsigna: en la medida en que puedan reconocerse esos "temas", pensar qué otras opininiones van apareciendo en los diversos medios masivos de comunicación, para identificar las diversas posturas de los analistas y, eventualmente, la línea editorial que está por detrás.
Nota salida en Página 12 el 9/2/2014
El peor de todos
Por Claudio Scaletta

En economía es más fácil prever qué pasará que cuándo
pasará exactamente. Frente al evidente desajuste que presentaban
algunas variables de la macroeconomía, era muy difícil esperar un verano
tranquilo, más si se agrega la memoria histórica local. En diciembre
pasado los factores de inquietud eran básicamente dos y muy
relacionados. Primero, la constante reducción de las reservas
internacionales hacía palpable la amenaza de la escasez relativa de
divisas. El fenómeno es muy conocido y fue explicado por los
macroeconomistas argentinos al menos desde la década del ’60 del siglo
pasado. Su formulación más acabada llegó con el modelo de Stop & Go,
el que sin desarrollarlo en detalle explica que tras períodos de
crecimiento sostenido las divisas del agro dejan de alcanzar para
financiar las importaciones de la industria, dando lugar a la llamada
restricción externa. Segundo, precisamente como un intento de combatir
la salida de capitales –siempre presente, pero disparada por la
percepción de la proximidad de la escasez de divisas– y el desbalance
externo, el Gobierno optó a partir de 2011 por las restricciones sobre
el mercado cambiario, el llamado cepo, lo que muy previsiblemente dio
lugar a un mercado paralelo que maximizó las expectativas de devaluación
presionando sobre la cotización oficial de la moneda. En el límite del
voluntarismo, no se ofrecieron, a cambio, estímulos a la permanencia de
los ahorros en pesos. La tasa de interés real se mantuvo tozudamente
negativa, casi una invitación directa a mantener los excedentes de
empresas y particulares en divisas. En paralelo, aunque el cepo frenó
transitoriamente la salida de capitales, también frenó en seco su
ingreso.
Recapitulando, existieron factores reales y financieros que condujeron a la devaluación oficial de enero. La pregunta clave es cuál fue el factor determinante, si el estructural o el financiero. Si se comparan las variables locales con las del resto de los países de la región, es altamente probable que se opte por el segundo determinante. El peso argentino antes de la devaluación no estaba más sobrevaluado que la moneda de los países vecinos, que hoy resultan carísimos para cualquiera que tenga ingresos fijos en moneda local. Tampoco hay razones para creer que las burguesías de estos países sean más buenas o que existan allí procesos de revolución industrial. Todos los vecinos tienen además algún déficit de cuenta corriente, aunque balanceado con la cuenta capital, es decir, con distintas formas de ingreso de capitales. Es en este último punto, entonces, donde parece estar la diferencia que explica la particularidad local. Suele argumentarse que Argentina tras el default de 2002 tiene vedada la vía del financiamiento externo, lo que puede ser cierto en la lógica de los organismos financieros internacionales. Pero lo que no tiene restringido son los múltiples instrumentos alternativos, desde el manejo de la tasa de interés interna a los convenios bilaterales o el estímulo a la inversión extranjera. Es probable que el Gobierno se haya demorado en exceso en tomar nota de sus problemas principales. No son pocos quienes argumentan que podría haberse ensayado con estos estímulos antes de devaluar, algo que fue advertido mucho antes de contar con la información de los diarios del lunes. Era sabido que del cepo sólo podía salirse con devaluación y mayores tasas. Esta era la ingrata y compleja tarea que debía enfrentar el nuevo equipo económico que asumió el pasado noviembre, al que sin dudas le tocó bailar con la más fea. Desde el principio la nueva conducción dio señales de que avanzaría por este sendero, lo que finalmente hizo, aunque no está muy claro si fue de la mejor manera, una conclusión que sólo podrá sacarse cuando se estabilicen las variables. Por ahora, la continua baja de reservas internacionales y las dudas sobre el superávit comercial oscurecen el horizonte de la estabilidad a corto plazo.
Lo que sí puede afirmarse sin dudar son los efectos de la devaluación. El primero y más importante es que se reducirá inevitablemente el ingreso disponible, situación que, a su vez, genera dos efectos relacionados: caída de la demanda y freno al crecimiento (los componentes que se encuentran del otro lado de la ecuación macroeconómica básica). Y el segundo y directamente relacionado es el aumento de la conflictividad social. Como se comprenderá, estos dos factores son mucho más importantes que los secundarios, como el nivel del traslado de la devaluación a precios, aunque minimizar este traslado sea una de las herramientas para evitar la caída del ingreso real.
Finalmente, es necesario rechazar algunas falacias asociadas a la devaluación. En particular suele argumentarse que la pérdida del valor de la moneda local es buena para las economías regionales. Si bien el argumento de la baja de costos de producción de las exportaciones, fundamentalmente por la caída del nivel de salarios en divisas, es fuerte, no está convalidado por los números. No existe información estadística que relacione, a nivel agregado, la depreciación cambiaria con aumento de las cantidades exportadas. Lo que sí se produce es un potente efecto riqueza que favorece a los exportadores, un dato que sólo entusiasma a quienes militan en la teoría del derrame. Sí es posible esperar, en cambio, una caída de las importaciones por la doble vía del encarecimiento y, sobre todo, de la caída del Producto. No está claro si es una buena noticia, pero será un alivio para las cuentas externas.
El primer balance general es que 2014 será el año más difícil de la actual administración, el de menor crecimiento y el de mayor conflicto social de la última década. Mejor entonces estar preparados y asumir el diagnóstico
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